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Refuerzo Positivo

 

El ‘refuerzo positivo’ es una valiosa herramienta para la educación.

Es una técnica en la cual la probabilidad de que ocurra un comportamiento aumenta cuando es valorado positivamente.

Muchas veces tendemos a responder sólo ante las malas conductas. Las conductas positivas normalmente pasan desapercibidas, ya que solemos dar por hecho que es la “obligación” el comportarse de esa forma.

¿En qué consiste?: se trata ignorar los comportamientos que nos desagradan y sólo prestar atención a los que nos agradan.


¿Cómo reforzar positivamente?:

– El modo más eficaz de formar una buena conducta es moldearla con elogios. Para lograrlo, debe hacerse a menudo, “estás poniendo la mesa genial”, “eres extraordinaria haciendo la cama”, “qué bien te peinas”, etc.

Usar elogios concretos. Cuanto más concreto sea el elogio, mejor comprenderá lo que ha hecho bien y será más probable que lo repita. “Hoy has estado muy bien sentado haciendo los deberes” en vez de “hoy te has comportando muy bien”.

Elogiar el comportamiento y no la personalidad. En lugar de “eres un niño muy bueno”, “qué bien has hablado a tu hermana”.

Elogiar inmediatamente. Los elogios son mucho más eficaces cuando se producen después de la conducta deseada. Los niños mayores, adolescentes y adultos pueden apreciar el reconocimiento posterior.

Reforzar cada pequeño paso en el camino hacia la conducta que queremos que realice. Es importante felicitarle por sus pequeñas mejoras, no por la perfección de sus acciones.

Tipos de refuerzos: alabar, darle algún pequeño premio, contacto físico (abrazos, besos, etc.).

-El refuerzo positivo depende de cada individuo, lo que para uno es un  aliciente, para el otro puede no serlo.

-Es fundamental que el niño asocie dicha conducta con el premio (refuerzo positivo).

 

Si no les ponemos límites, pueden terminar convirtiéndose en pequeños tiranos acostumbrados a salirse siempre con la suya. Si les castigamos con demasiada frecuencia, pueden acabar ocultando sus faltas, mintiendo o perdiendo la confianza en sus padres, profesores, etc.

 

Así como en los niños funciona muy bien, no hay que olvidar que a los adolescentes y a los adultos también nos gusta que nos refuercen positivamente.

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