El día de San Valentín es una celebración tradicional en la que las parejas de enamorados expresan su amor y cariño mutuamente. En algunos lugares, se conoce como el día del amor hacia todos y el día de la amistad.
¿Es San Valentín un día cualquiera? No, no lo es. A la mayoría de la gente le produce algún sentimiento, pensamiento, actuación, etc. Resulta difícil no recordar este día, lo podemos encontrar en todos los medios de comunicación, conversaciones, pastelerías por las que pasamos…
Este día tiene un significado especial para cada uno de nosotros, nos podemos encontrar con diferentes versiones.
Por ejemplo, a una persona que no tenga pareja, le pueden rondar por la cabeza diferentes ideas: «No tengo pareja», «Nadie me va a hacer un regalo», «Mejor sola que mal acompañada»… Posiblemente, no será su mejor día, todos estos pensamientos harán que se sienta triste, decaído/a…
Una persona con pareja, puede dedicar un tiempo a pensar ¿Qué le regalo? ¿Tendrá algún detalle conmigo?.Si finalmente da o recibe un detalle, se sentirá feliz y se centrará en la suerte que tiene de tener a su lado a una persona especial, etc. También puede ser un buen día para que tú pareja tenga un detalle y no haga falta pedírselo.
Otros pueden pensar que el día de San Valentín es un día para incentivar la compra de regalos, consumismo, un día en el que la sociedad te obliga a pensar que lo adecuado es tener un detalle con la pareja.
A pesar de que en general relacionemos el día con la pareja, también es común la tradición de tener detalles o acordarnos más de aquellas personas a las que se les tiene un afecto especial, como pueden ser nuestros padres, hermanos, abuelos, amigos…
Puede ser un día bonito, horrible, o como cualquier otro. Todo depende de la disposición que tengamos, o que adoptemos.
Como idea final, os animamos a quedaros con esta pregunta: ¿Por qué no celebrar el amor todos los días aunque no sea el día de San Valentín?
Y para ello, no hay como darnos cuenta de que, » Amar no es solamente querer, es sobre todo comprender».
«El amor es una condición en la que la felicidad de otra persona es esencial para tu propia felicidad». (Robert A. Heinlein)