Aprender a tolerar la frustración desde pequeños permite que los niños puedan afrontar las situaciones de la vida de manera positiva.
La frustración surge cuando un deseo, necesidad, un objetivo no se llega a alcanzar. En ese momento, tanto el adulto como el niño pueden sentir enfado, rabia, tristeza, ansiedad. Cada persona lo puede vivir de manera diferente.
El niño que no se enfrenta, no se expone a situaciones complicadas en las que tenga que usar sus recursos; no aprende, se frustra.
Si cada vez que un niño quiere algo lo obtiene de manera inmediata, aprenderá que todo es muy sencillo de conseguir y el día que no pueda alcanzarlo…se frustrará.
Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas que nos van surgiendo.
Uno puede aprender a reaccionar de otra manera, controlar su conducta, nunca es tarde. Es adoptar una actitud más positiva y práctica para los imprevistos y conflictos que puedan surgirnos en el día a día.
Estrategias facilitadoras para controlar la frustración:
Respirar: Contar hasta 10, respirando hondo. Soltar el cuerpo para eliminar la tensión.
Tiempo fuera: Concederse un tiempo en el que la persona se retira a otro espacio para tranquilizarse.
Adaptar las tareas: Expectativas realistas posibles de llevar a cabo, si una tarea se nos resiste tratar de cambiarla o pasar a otra.
Reforzarse: Autoinstrucciones positivas para continuar. “Tú puedes hacerlo”, «eres capaz”
Ejercicio físico: Practicar algún deporte, salir a correr, etc hace que liberemos endorfinas y disminuyamos las hormonas del estrés.
Realizar una actividad placentera: Buscar cosas que nos aporten una sensación de bienestar.
Creamos situaciones y renunciamos a nuestro poder culpando a otros de nuestras frustraciones. No hay persona, ni lugar ni cosa que tenga ningún poder sobre nosotros. En nuestra mente….. sólo mandamos nosotros. Louise Hay